Durante muchos años me protegí detrás de una armadura.
Creía que tenía que ser fuerte para no dejar que nadie me lastimara. Hasta que entendí que esa misma coraza me alejaba de lo que más buscaba: conectar con los demás.
El cambio comenzó el día que decidí dejar de resguardarme detrás de esa armadura, cuando comprendí que ya no había nada de que protegerse y que era momento de abrirme más al mundo, para conectar con las personas desde otro lugar, más genuino y consciente.
Desde entonces, mi propósito es acompañar a quienes están listos para soltar esas viejas formas de ser, reencontrarse con su esencia y moldear una versión de sí mismos auténtica, real y fiel a quienes desean ser, sin limitaciones ni mandatos heredados.
Porque descubrí que no estamos condenados a repetir lo que heredamos sino nos gusta y que podemos elegir libremente quiénes queremos ser.